Las noches qué no duermes

Las que aprovechas para bailar lento, a veces sin música. No es silencio porque es entre dos. Un suspiro qué funciona como arrullo.

Espectaculares pero no espectáculo.

No vamos a poner el mundo al revés. Las dudas y las soluciones déjalas dentro haciéndole compañía a mi bolsa y a tu chamarra. A donde iremos, no las vamos a necesitar.

Cierra la puerta y vamos a dar vueltas de la mano, tus pensamientos y mi mente en blanco. De reojo me mirarás y yo haré como que no lo disfruto… No sabemos que tan lejos vamos a llegar pero da igual porque iremos juntos.

No te prometo detener el tiempo, es un poder qué no tengo ni codicio. Las horas pasarán, se irá la noche, vendrá el día y va a encontrarnos haciendo planes.

Ya sabemos que querer implica padecer una que otra cosa pero para eso ya tendremos suficiente tiempo y ganas.

Me vas a besar, claro, no vine solo para que me hagas sonreír y me prometas cosas. A lo mejor, entonces ahí si se detenga el tiempo. No me parecería raro porque sería incluso conveniente.

Las noches qué no duermes, que te alejan de las pesadillas de vidas pasadas y que le dan posibilidad a futuros soñados.

Las noches que no mueren y por las que ahora te mueres de ganas.

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